Durante 2009, a pesar de la postura estimulante de la política monetaria, el peso colombiano, en consonancia con el resto de monedas de la región, se ha apreciado cerca de 10% en términos nominales. Por este motivo, el Banco de la República ha sufrido alguna presión para tomar medidas adicionales con el fin de estabilizar el tipo de cambio. Dado que la Junta Directiva del emisor insinuó en su más reciente comunicado que el ciclo de disminución de tasas de interés está llegando a su fin y considerando, quizás, que la principal causa de la apreciación es externa – la debilidad del dólar frente al resto de monedas del mundo – se ha abstenido de comprar reservas internacionales. No obstante, señaló que continuará monitoreando el mercado cambiario, con lo cual señala su intención de intervenir discrecionalmente en el futuro, si lo considerara pertinente.
En esta Semana Económica se busca establecer si, en la coyuntura actual, el Banco de la República tiene algún estímulo para acumular reservas adicionales, con el fin de asegurarse contra eventuales choques externos y, de paso, estabilizar el tipo de cambio. Los cálculos hechos por Asobancaria indican que el saldo actual de las reservas internacionales suministra una liquidez externa suficiente para atender los pagos corrientes y las obligaciones financieras de corto plazo de la economía, aún si los efectos de la crisis internacional resultan más profundos y prolongados que los previstos. Las estimaciones muestran, además, que ese saldo permitiría cubrir los costos de una crisis equivalente a una caída de 5% del PIB. Sugieren, sin embargo, que si el emisor quisiera estar preparado para enfrentar crisis más severas, tendría que acumular un saldo sustancialmente mayor. En ese caso, el Banco contribuiría a estabilizar la tasa de cambio, pero enfrentaría el reto de esterilizar la mayor intervención, para no generar una expansión monetaria que comprometiera sus metas de inflación en el largo plazo, cuando la economía se encaminara hacia su senda de crecimiento potencial.