La Reforma Financiera aprobada por el Congreso la semana pasada tuvo origen en una iniciativa del Gobierno Nacional. A grandes rasgos, la ley se ocupa de los siguientes temas: i) modifica el régimen de protección al consumidor financiero; ii) otorga facultades adicionales de intervención al Gobierno Nacional en el sector financiero; iii) ajusta el régimen legal de algunas instituciones financieras; iv) amplía los esquemas de promoción de las microfinanzas; v) modifica algunas normas del Fondo de Garantías de Instituciones Financieras; vi) reforma el régimen financiero de los fondos de pensión obligatoria y cesantías; vii) liberaliza la prestación de algunos servicios financieros para adaptarse a los convenios internacionales pendientes de aprobación, como el TLC; viii) refuerza las facultades de supervisión de la Superintendencia Financiera y, por último, dicta otras disposiciones dentro de las cuales se destacan las normas de titularización de activos hipotecarios y no hipotecarios, la creación de los beneficios económicos periódicos y la eliminación de la prohibición al Banco de la República de realizar operaciones de mercado abierto exclusivamente con títulos de deuda pública.
En esta Semana Económica se analizan los aspectos más relevantes para la banca del contenido de la reforma y su importancia tanto para el sector, como para la economía en general.