Recientemente, a raíz de la pérdida fortuita de US$ 22,7 millones del portafolio de inversión de las reservas internacionales, en dos eventos crediticios asociados con el agravamiento de la crisis financiera en los Estados Unidos, se ha criticado con severidad la gestión del Banco de la República.
Los argumentos de la crítica cuestionan la magnitud de la pérdida, la idoneidad de los directivos y técnicos de la institución, así como la eficiencia y transparencia del esquema administrativo de estos recursos.
En esta Semana Económica mostramos, primero, que la pérdida por estos eventos fue compensada con creces por el rendimiento neto del portafolio de inversión. Segundo, que resulta insignificante comparada con las pérdidas sufridas por otros administradores de activos y con la destrucción de riqueza debida a la crisis. Tercero, que los criterios de composición del portafolio y el manejo del riesgo son coherentes con la función que cumplen las reservas internacionales y con el mandato constitucional y legal del banco. Cuarto, que gracias a la eficacia del esquema de gestión de las reservas y a la idoneidad y excelente calificación de los directivos y técnicos de esa institución, el saldo de las reservas internacionales provee una liquidez y solvencia externas holgadas a la economía. Y quinto, que la liquidez y solvencia han permitido que la economía haya mantenido un acceso cómodo a los mercados financieros internacionales y que su mercado cambiario y su sistema de pagos hayan funcionado adecuadamente aún en los momentos más álgidos de la crisis, facilitando un ajuste macroeconómico ordenado.