La crisis financiera internacional ha dejado importantes lecciones desde la perspectiva de la regulación y supervisión bancaria. Para muchos, la crisis tuvo sus orígenes en las fallas de los esquemas de regulación del capital adecuado, y en débiles sistemas de supervisión al cumplimiento de las reglas definidas en el marco del acuerdo internacional de Basilea.
En la mente colectiva quedó la idea de que la relación de solvencia mínima del 8% no resultaba suficiente para salvaguardar la estabilidad del sistema financiero internacional, y que las autoridades de supervisión no estaban haciendo bien su tarea para que las entidades controlaran y gestionaran adecuadamente sus riesgos, amén de los vacíos normativos que permitían asumir posiciones por fuera de balance y compromisos implícitos sin la debida protección de capital.
Es por ello que, paralelamente a los planes de estímulos económicos y programas de salvamento bancario, se vienen discutiendo reformas a las reglas internacionales de capital adecuado. A nivel nacional algunos países, afectados severamente por la crisis, han adelantado reformas unilaterales que buscan aumentar los requerimientos de capital.